Una y otra vez, como una gota malaya, el mantra del cambio climático y sus catástrofes naturales aparecen como responsables exclusivos de la situación de miseria de los países empobrecidos.
Gota a gota van dejando entender que el problema de África es por un lado el SIDA, otro día la gota es que el hambre es producto del cambio climático y las catástrofes naturales, y acaban su proceso de manipulación con la justificación del mal gobierno de los responsables locales…. Gota a gota…. Día tras día…..
Pero la realidad no sabe de justificaciones. Hoy van a morir 100.000 personas por hambre. 4.500 millones de personas, el 86% de la población mundial, padece hambre, mientras el 15% restante disfrutamos de más del 90% de las riquezas mundiales.
La propia OMS (Organización Mundial de la Salud) en un informe de 1995 afirma que “la mayor causa de mortalidad en el mundo es la pobreza”. Sin embargo el hambre no aparece en las estadísticas e informes de la OMS sobre la salud de los países empobrecidos, a pesar de que es la manera más común de morir, la principal causa de enfermedad y el mayor problema sanitario de la humanidad…. Y va en aumento
Las estadísticas y datos de los organismos internacionales dirán que los empobrecidos mueren de SIDA, de malaria, de enfermedad de Chagas, de Dengue,… Pero a estas enfermedades, que afectan a una de cada seis personas en el mundo (1.000 millones), las llama cínicamente “enfermedades olvidadas”… ¡como si se tratara de un despiste!, ocultando con esta manera de nombrarlas, que para la mayoría de estas enfermedades existe tratamiento y/o prevención. Ocultando así, que muchas de ellas son manifestaciones de un estado de desnutrición y de inmunodeficiencia crónico, es decir, de hambre. Que son enfermedades que las padecen en su mayor parte, los empobrecidos, por no tener agua potable, medidas de saneamiento básico o vivienda, profesionales sanitarios, por las guerras que sufren, …y no fruto de la fatalidad, de las catástrofes naturales, de la falta de posibilidades científico-técnicas, de “crisis” sanitarias,…. sino fruto de un sistema político-económico injusto que les roba sus recursos naturales y su población, que hace negocio con su enfermedad, que sólo puede sostenerse a base de aumentar el número de excluidos.……. Por tanto señores de la OMS dejen de mentir: no son enfermedades olvidadas, ¡¡son enfermedades PLANIFICADAS!! ¡Si quieren ponerles un nombre que responda a la verdad hablen de ASESINATO! La humanidad cuenta con los medios necesarios para que ni una persona muera por hambre o por alguna de estas enfermedades, lo que no hay es VOLUNTAD POLÍTICA porque la miseria es el verdadero motor del capitalismo. Lo dijo Jean Ziegler, relator de la ONU para la alimentación: “Hoy ya no existen fatalidades. Tenemos los medios para alimentar al doble de la población actual”, y por tanto “un niño que muere de hambre hoy, muere asesinado”. Y lo mismo si muere de cólera o tuberculosis (TBC) o de la mayoría de estas “enfermedades olvidadas”.
La historia nos enseña como por ejemplo en EEUU la malaria fue la enfermedad más importante a mediados del S.XIX, y su disminución se debió más que todo al desarrollo agrícola. Similar situación ocurrió con la tuberculosis o el cólera en Europa y las medidas de saneamiento. Sin embargo para los países empobrecidos las “soluciones” que los organismos internacionales ofrecen son “farmacológicas” ¿Por qué?:
– Porque no son solución y así seguimos enriqueciéndonos con su hambre y enfermedad. Por eso la dinámica de los mercados provoca a los países más pobres pérdidas de 500.000 millones de dólares (10 veces más que la ayuda que reciben para el desarrollo). Por eso los países enriquecidos pueden imponer cupos a determinados productos procedentes de los países empobrecidos o subsidiar la propia producción para penetrar en sus mercados. Por eso el sistema de patentes… Por eso para el Reino Unido, sólo el personal sanitario que llega ya formado de Ghana representa un ahorro de 95 millones de €.
– La enfermedad es un negocio. Hoy en día las multinacionales farmacéuticas constituyen el sector industrial con más ganancias Y los países empobrecidos no son “el mejor mercado”, claro. Por eso los países empobrecidos, con el 86% de la población mundial, sólo representan el 20% del total de ventas de la industria farmacéutica. Por eso por cada 1.000 € que se dedican a la investigación, 999 € se destinan a enfermedades asociadas al primer mundo. Las empresas farmacéuticas en EEUU gastan unos 500 millones de dólares al año en investigación y desarrollo en salud animal, 10 veces más que el gasto dedicado a enfermedades tropicales.
Hoy más que nunca debemos escuchar la voz de los empobrecidos de la tierra, que nos gritan: “No queremos ayudas, abridnos vuestras fronteras”; este fue el grito unánime por parte de muchos países empobrecidos en las cumbres de la OMC. Con otras palabras lo expresaba Donato Ndongo-Bidyogo, escritor y periodista de Guinea Ecuatorial:
“A los pueblos africanos no nos interesan tanto las consecuencias como las causas de nuestra miseria.
Queremos recuperar nuestra dignidad.
Las riquezas de nuestro suelo y subsuelo, bien gestionadas y pagadas nos permitirían vivir con decoro; no podemos conformarnos con la limosna, se disfrace como se disfrace cuando podemos exigir y obtener justicia.
Queremos protagonizar nuestra propia historia. La cooperación internacional nos perpetúa en la miseria, puesto que no ataca a las estructuras de la pobreza, sino que se limita a paliar sus efectos de modo superficial.
Y queremos soluciones estructurales, no paños calientes que signifiquen pan para hoy y hambre para mañana. África no necesita asistencialismo sino justicia. Siglos de asistencialismo, limosna, ayuda, cooperación, no han terminado con nuestras miserias.
No queremos servir de pretexto para que la gente lave sus conciencias”.