En 1996, la población de Ciudad-Villa Miseria, Kano, Nigeria con cerca de cuatro millones de habitantes, sufrió una epidemia de meningitis, que termino con la vida de al menos 11.000 personas. En medio de esta crisis humanitaria, la empresa farmacéutica Pfizer, envió a un grupo de médicos, que colocó su centro de operaciones en Ciudad-Villa Miseria. El personal enviado por esta compañía farmacéutica, detectó y captaron a 200 niños, acordando con sus familias, que los curarían. Once de aquellos niños, murieron, y muchos más sufrieron efectos adversos graves, incluido daño cerebral. El fracaso de la terapia experimental de los laboratorios Pfizer, hizo a la empresa desmantelar su dispositivo apenas dos semanas después de llegar a la zona, sin ofrecer información sobre los experimentos.

Firdausi, una de las víctimas del Trovan, con su madre

La conciencia de uno de los investigadores, Juan Walterspiel, que participó en la misión de laboratorio Pfizer, le llevó a denunciar los hechos de su propia empresa. En esa denuncia, el médico, advertía de lo sucedido, y aseguró, que las pruebas realizadas por la empresa Pfizer con el medicamento Trovan (trovofloxacino), habían violado “normas éticas”, faltando a los protocolos para experimentación establecidos en la Declaración de Helsinki (Finlandia), que regula este tipo de acciones experimentales. Establece en su artículo 5: ”en investigación médica en seres humanos, la preocupación por el bienestar de los seres humanos, debe de tener siempre primacía sobre los intereses de la ciencia y de la sociedad”. Y el artículo 8, señala: ”la investigación médica, está sujeta a normas éticas, que sirven para promover el respeto a todos los seres humanos, para proteger su salud y sus derechos individuales”.

Un día después de enviar la carta, el empleado, fue despedido.

La compañía Pfizer, incumplió estos artículos de la Declaración, ya que la experimentación del trovofloxacino, se hizo en 200 niños, de manera ilegal, lo que condujo a la muerte a once de ellos y dejando con daños secundario al resto. Este tipo de acciones, no son aisladas. Lo ocurrido en Ciudad-Villa Miseria, se extendió entre los habitantes de Nigeria y de los países vecinos (Camerún, Chad, Níger, Benín), lo que llevó a rechazar los programas de vacunación, encabezados por la OMS. Cada vez, las personas tienen más desconfianza a los productos farmacéuticos, de la medicina occidental.

De acuerdo a lo narrado por el diario británico The Independent, el Estado de Kano, Nigeria, reclamaba, once años después, en el 2007, una indemnización para el Estado, los familiares y los afectados, por 1,480 millones de euros. La mayor farmacéutica del mundo, fue demandada por los abogados de los afectados: Eitgwe Juno (nigeriano) y el gabinete de abogados Richard Altschuler, de Estados Unidos.

PFIZER VICTIM S THE DYING FIRDAUSI AND HER BROTHER SANI

Ante esta denuncia, Pfizer negó todos los hechos y los cargos, refiriendo que: “fue la meningitis y no el Trovan, el causante de la muerte de los once niños y de los daños irreversibles neurológicos, en decenas de otros niños”. Fuentes de la compañía en esas fechas, señalaron que cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS), le pidió “ayuda”, para frenar las muertes en Nigeria, por una pavorosa epidemia de meningitis, el trovofloxacino (Trovan), ya se había probado en otors 5.000 pacientes experimentales.

En 2009, el Estado nigeriano y la farmacéutica estadounidense Pfizer, llegó a un acuerdo extrajudicial, para indemnizar con 55 millones de euros a las familias de los fallecidos, y al resto que quedó con secuelas. A fines de ese mismo año, una corte de apelaciones de Nueva York, dictaminó, que el caso de Etigwe y Altschuler, podría ser reabierto en los Estados Unidos. El fiscal de Connecticut manifestó : “Nuestro caso está firmemente planteado en los Estados Unidos, el acuerdo nigeriano, no lo cierra”.

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Es un hecho que Pfizer se esta lucrando con la salud de millones de personas, no sólo en África, si no a nivel global.

De acuerdo a información de la agencia Reuters y la revista Forbes, la compañía Pfizer, en sus ingresos por venta de fármacos para el cáncer en 2016, se incrementaron en un 28 %,en el segundo trimestre, ayudados e impulsados por nuevos productos como el Inlyta y el Xalkori.

En la división de genéricos, a Pfizer le representa el 17 % de sus ventas totales. El presidente ejecutivo de Pfizer, Ian Read, implementa estrategias en el mercado, revisando y reorganizando la estructura del grupo, para “revitalizar” su innovación, basada en su principal negocio de fármacos, intentando valorar sus productos en los consumidores, con sus marcas consolidadas fuera de patente, maximizando el uso de capital, esperando que los mercados emergentes aceleren, liderados por China.

Los ingresos de Pfizer en 2016 por vacunas globales, subieron un 45%, 1.920 millones de dólares, con un crecimiento del 102 % de su vacuna “contra” la neumonía, Prevenar , en los Estados Unidos.

Ese mismo año, de acuerdo a analistas, la empresa obtuvo ingresos de 52.490 millones de dólares, en ganancias de 2.36 dólares por acción.

Los beneficios de Pfizer se nutre de la enfermedad de los empobrecidos.