colera yemenPara la ONU estamos ante la mayor crisis alimentaria del mundo

La guerra olvidada que se libra en Yemen desde hace más de dos años ha desencadenado una alarmante crisis humanitaria.

Así lo ha manifestado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas su jefe humanitario, Stephen O’Brien, al describir el paisaje apocalíptico de un conflicto que, por el momento, no tiene intención de terminar.

Se trata de una estampa conformada por el resurgimiento de un brote de cólera que se sospecha que ya ha afectado a 60.000 personas desde el pasado abril y que ha matado a unas 500. Por 17 millones de yemeníes que carecen de un suministro confiable de alimentación , por 6,8 millones que se encuentran a un » paso de la hambruna».

«Si en Yemen no hubiese conflicto armado no se habría agravado el hambre, la miseria, las enfermedades y la muerte. La hambruna sería evitable y evitada», dijo O’Brien refiriéndose a la que, en su opinión, es la protagonista de «la mayor crisis de seguridad alimentaria del mundo».

O’Brien ha apuntado que este terrible estado es fruto de la brutalidad de los enfrentamientos entre las fuerzas fieles al presidente exiliado, Abdrabbuh Mansour Hadi, que cuentan con el apoyo de una coalición militar liderada por Arabia Saudita, y entre los aliados del movimiento rebelde Houthi. Y por último, también en Al Qaeda, que ha empeorado el panorama reforzando su presencia en el sur y en el sureste del país.

Aunque, también ha señalado que la inacción mundial es la gran culpable del prolongado sufrimiento de los yemeníes. «El pueblo de Yemen está siendo sometido a carencias, a enfermedades y a muertes mientras el mundo mira. La crisis no está llegando, no está asomando, está aquí», añadió.

Por si la impasibilidad mundial no fuese suficiente, el presidente Donald Trump acabó de agravar el conflicto con su visita a Arabia Saudí demostrando su apoyo a los saudíes al firmar un acuerdo de armas de 110.000 millones de dólares en el que entran aviones de guerra y armamento. Algo puede ser usado para perpetrar más crímenes en el país en el que ya han muerto al menos 7.800 personas, gran parte de ellas civiles, y otras 44.000 han resultado heridas desde que comenzó el conflicto en marzo de 2015, según cifras de la ONU.

Lamentablemente, en estos momentos la paz es un horizonte inalcanzable. Como dijo al regresar de su visita al país el enviado especial de la ONU en Yemen, Ismael Ould Cheikh Ahmed, ninguno de los dos bandos está dispuesto a bajar los fusiles: «la llamada paz sigue cayendo en oídos sordos».