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No existe un solo medicamento sin efectos indeseados.  

La Agencia Europea del Medicamento calcula que cada año fallecen en Europa 197.000 personas a causa de los efectos adversos de los medicamentos. En EE.UU. los efectos adversos son ya la  tercera causa de muerte, detrás del infarto de miocardio y el cáncer; y por encima de la diabetes, las enfermedades pulmonares, ictus  y los accidentes de tráfico.

Si se tomasen más en serio los riesgos de la toma de medicamentos, se calcula que se podría evitar entre un 65% y un 75% de estas muertes.

Por ejemplo en el  2004, Vioxx, de Merck, se vendía como un antiinflamatorio con una seguridad gastrointestinal a prueba de bombas. En las investigaciones judiciales se supo que, antes de comercializarlo, el laboratorio ya sabía que elevaba el riesgo de infarto de miocardio. Más tarde se vio que también mataba de arritmias, de insuficiencia cardiaca y accidente vascular-cerebral. Se calcula que en todo el mundo podrían haberse registrado unas 350.000 muertes atribuibles a este fármaco.

España es el primer consumidor mundial de medicamentos hipnóticos, sedantes y antidepresivos, vamos empatados con EE.UU. El peaje que pagamos de patología producida por estos medicamentos es enorme, de miles de muertos al año. Es como el tratamiento hormonal sustitutivo, que se puso de moda en 1995: se calcula que en EE.UU. hubo 225.000 casos de cáncer de mama atribuibles a estos fármacos. En España estimamos que fueron entre 17.000 y 18.000.

¡Cada medicamento tiene su peaje!