El último informe de la OMS indica que el número de casos confirmados en estos dos primeros meses de 2018 supera ya el total de contagios de todo el año pasado. La enfermedad está afectando a 18 de los 36 estados -especialmente a los meridionales de Edo y Ondo- de esta nación del África occidental, y la tasa de mortalidad se cifra en el 22 %.
«El alto número de contagios de fiebre Lassa es preocupante. Estamos observando un número inusual de casos en esta época del año», ha declarado el representante de la OMS en Nigeria, Wondimagegnehu Alemu, en un comunicado.
La mayoría de las personas que contraen la fiebre solo muestran síntomas leves, como fiebre, dolor de cabeza y debilidad general. También es posible que no tengan ninguno.
Sin embargo, en casos severos, puede simular otra fiebre hemorrágica mortal, el ébola, que causa sangrado a través de la nariz, la boca y otras partes del cuerpo
Se cree que alrededor del 1% de los casos son fatales, pero las mujeres que contraen la enfermedad al final del embarazo enfrentan una probabilidad del 80% de perder a su hijo o morir ellas.
En las primeras etapas es casi imposible distinguirla de otras enfermedades comunes como la malaria y el dengue.
Sin una prueba disponible, la única forma de confirmar un diagnóstico es analizar una muestra de sangre o tejido en uno de los pocos laboratorios especializados.
Los brotes pueden verse influenciados por las condiciones climáticas estacionales, que afectan el número del huésped natural del virus: la rata común africana.
Este pequeño mamífero es común en el oeste de África, donde fácilmente encuentra su camino hacia los hogares de sus habitantes..
La mayoría de las personas contraen la fiebre de Lassa a través del contacto con cualquier cosa contaminada con orina de rata, heces, sangre o saliva.
También puede transmitirse de persona a persona a través de fluidos corporales, lo que significa que los trabajadores de la salud y las personas que cuidan a parientes enfermos sin equipo de protección corren un riesgo especial.
Se aconseja a las personas que viven en las zonas afectadas que tomen precauciones básicas como bloquear los agujeros que puedan permitir que las ratas entren a sus casas, tirar la basura en cubos de basura cubiertos y almacenar alimentos y agua en recipientes herméticos.
También se aconseja a las personas que usen guantes de protección cuando cuiden a alguien que pueda tener la enfermedad y cuando lleven a cabo prácticas seguras de entierro.
Es probable que en algún momento se encuentre una vacuna para la fiebre Lassa, reduciendo la posibilidad de que un brote se convierta en una emergencia sanitaria mundial, pero al igual que otras enfermedades epidémicas que afectan principalmente a los países empobrecidos, el progreso del desarrollo de la vacuna se ha estancado.