Todos estamos de acuerdo en la importancia del papel del médico para que ayude a los pacientes a ser personas conscientes, responsables y críticas con su propia salud y sean capaces de resistir las mil llamadas actuales al consumismo sanitario pero, para ello, el médico ha de promover en sí mismo esa conciencia, responsabilidad y sentido crítico, haciendo de la propia prescripción un acto moral y político.
En este sentido, la libertad de prescribir no es recetar cualquier marca o lo que me dé la gana: conlleva responsabilidad e implica elegir lo mejor o lo correcto, siendo varios los aspectos a tener en cuenta para una prescripción de calidad y ética:
- Sopesar la eficacia, la utilidad y la validez de lo recetado (BENEFICENCIA);
- Su seguridad (mínimos riesgos) (NO MALEFICENCIA);
- Que sea adecuado a la circunstancia concreta;
- Que cuente con el consentimiento del paciente (AUTONOMÍA);
- Que valore los aspectos económicos o eficiencia (JUSTICIA, EQUIDAD).
Las cartas de navegación del médico prescriptor son: eficacia, eficiencia, seguridad, confianza y adecuación que se pueden concretar en:
Un BUEN PRESCRIPTOR
- Dispone de conocimiento sobre la eficacia de los fármacos.
- Sobre sus efectos secundarios y adversos, su seguridad.
- También sobre el coste de los fármacos y tratamientos.
- Sabe comunicarse con el paciente y asesorarle en la toma de decisiones.
- Conoce los dispositivos de farmacovigilancia y participa en ellos.
- Recoge información para evaluación e investigación.
Es decir, tiene que tener conocimientos actualizados sobre los medicamentos, farmacovigilar, colaborar en la investigación y comunicarse correctamente con el paciente.
Una BUENA PRESCRIPCIÓN consiste en
- Seleccionar bien el fármaco adecuado, incluyendo los no validados («estar a la penúltima»).
- Maximizar la seguridad, minimizando la yatrogenia («lo no indicado, está contraindicado»).
- Buscar el menor coste en el tratamiento.
- Analizar las posibles alternativas válidas en términos particulares.
- Explicarlo al paciente de forma comprensible, buscando su aprobación y su adhesión.
- Seguir la evolución: farmacovigilancia, y evaluación real de la efectividad, eficiencia y adhesión del paciente (es decir, de la Calidad de la prescripción).