Para entender el origen histórico y filosófico de la medicina social nos tenemos que ir a la Alemania de la segunda mitad del siglo XIX, donde vivió quien se considera uno de sus padres: Rudolf Virchow (1821-1902). Aquel que dijo aquello de que “La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia”
Virchow hacia del trabajo con los pobres su centro de atención, pero dio un paso cualitativo importante al considerar la estructura política y social como origen de los males de los pobres y, sobre todo, al considerar que la acción política entraba dentro del campo de la medicina y las reformas sociales dentro del interés y obligaciones del médico.
La medicina pasaba a ser una ciencia social y la política pasaba a ser un instrumento médico, la principal herramienta de prevención.
Así, las actividades de los trabajadores de la salud pública, a quienes Virchow se refería como “doctores de los pobres” (Armendärzten), incluiría el activismo promocional tanto como el cuidado médico directo; en este sentido, los trabajadores de la salud se convertirían en “abogados naturales de los pobres”.
La prevención de las enfermedades y epidemias era básicamente un problema político: “nuestra política era la de la profilaxis; nuestros opositores preferían las medidas paliativas.” La Salud Pública es parte de “la cuestión social” (“Die öffentliche Gesundheitspflege ist ein Theil der soziale Frage”). Era necio pensar que los trabajadores de la salud podían lograr la prevención solamente con actividades dentro de la esfera médica; la seguridad material era también esencial. Las responsabilidades del Estado, argumentaba Virchow, incluían proveer trabajo para los ciudadanos “sanos”.
En tanto que la enfermedad deriva de las condiciones sociales el médico científico debe estudiar estas condiciones como parte de la investigación clínica y el trabajador de la salud debe comprometerse en la acción política. Este es el sentido de las conexiones que Virchow frecuentemente encontró entre la medicina, la ciencia social y la política: “La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia” („Die Medizin ist eine soziale Wissenschaft, und die Politik ist nichts weiter als Medizin im Großen. “ )
Medicina Social y Biopolítica: más allá de la beneficencia
Según el concepto de Medicina Social de Virchow, la tarea de la Medicina ya no se limitaba a atender a los pobres mediante dispositivos de beneficencia y minimizar el efecto de su “degeneración” a través de medidas de higiene privada y de saneamiento ambiental, sino que abarcaba a toda la población y a un amplio espectro de intervenciones.
Usando palabras del propio Virchow: «Por lo tanto no es suficiente que el Estado garantice las necesidades básicas para la existencia y que asista a todo aquel cuyo trabajo no le baste para solventar esas necesidades; el Estado debe hacer más, debe asistir a cada uno de tal manera que tenga las condiciones necesarias para una existencia en condiciones de salud.»
Virchow representa pues un abanderado de la Biopolítica y sus teorías y acciones se explican por el progresivo protagonismo que tiene el saber medico en la política desde la mitad del siglo XVIII.
Cómo dice Esposito, “si el cuerpo de los ciudadanos se convierte realmente-y no tan solo metafóricamente-en el lugar en el que se concentra el ejercicio del poder, resulta obvio que la cuestión de la salud pública, entendida en su significado mas amplio y general de “bienestar” de la nación, se vuelve el eje en torno al cual termina por girar toda la actividad económica, política y administrativa del estado (…) la vida se vuelve en todos los sentidos asunto del gobierno, así como éste deviene antes que nada gobierno de la vida. Es entonces cuando la institución sanitaria empieza a experimentar esa paulatina expansión en ámbitos antes de estricta competencia política y administrativa (…)”
Virchow representa la biopolitica, pero «la Biopolítica de las barricadas»; la que denuncia las situaciones generadoras de enfermedad y muerte; la que lucha contra las desigualdades sociales en salud; la Biopolítica de la resistencia frente al poder constituido (representado por Otto von Bismarck, que llega a retarle a un duelo); la que reivindica una política diferente; la que se compromete políticamente, incluso hasta el extremo de fundar periódicos y partidos políticos o saltar a la arena parlamentaria; la que combina una alta formación científico-técnica con un compromiso ideológico; la que pudiendo vivir las mieles de su privilegiada posición social, se complica la vida jugando contracorriente y es represaliado académicamente por sus actividades revolucionarias; la que hasta la muerte se compromete con las causas de su tiempo (contra el antisemitismo, el belicismo, el colonialismo, etc.). En fin, la Biopolítica desde la oposición.
“Más le temo a la pobreza que al bacilo de Koch”
Fuentes:
– Biopolitica y Salud Pública (Javier Segura del Pozo)
– Un siglo y medio de olvidos y redescubrimientos : las perdurables contribuciones de Virchow a la medicina Social (Howard Waitzkin)