Tántalo era un rey a quien los dioses invitaron al Olimpo para compartir sus manjares. Tántalo robó la ambrosía, la poción divina que daba a los dioses una vida sin fin. En castigo lo hicieron inmortal… en el Hades, y fue condenado a sufrir hambre y sed interminables. Cuando Tántalo se inclina hacia el río para beber, el agua se aparta, y cuando trata de alcanzar la fruta por encima de su cabeza para comer, las ramas se alejan….así durante toda la eternidad.

El anhelo de ambrosía se ha extendido en la actualidad al común de los mortales. La euforia científica y la política se han combinado para propagar la adicción. Con objeto de sostenerla se ha organizado un sacerdocio de Tántalo que ofrece mejorías médicas ilimitadas a la salud humana. Los miembros de este gremio se hacen pasar como discípulos de Esculapio el que curaba, cuando en realidad son mercachifles de ambrosía.

El resultado de depender de la ambrosía es la Némesis Médica.

Némesis puede ser utilizado como sinónimo de perdición o ruina; aludiendo a algo o alguien que causa la miseria o la muerte.

Némesis Médica es más que todas las yatrogénesis clínicas juntas, más que la suma del mal ejercicio y encallecimiento profesionales, negligencia, mala distribución política, incapacidades médicamente decretadas y todas las consecuencias de ensayos y errores médicos.

Némesis médica es la expropiación de la capacidad del hombre para afrontar la adversidad  y sustituirla por un “servicio de mantenimiento” en manos de médicos, farmacéuticos, hospitales y planificadores. Donde  predominio de los intereses privados sobre los intereses públicos que gobiernan las profesiones de la salud.

Sólo la inversión del índice general de crecimiento de la sociedad en bienes y servicios comercializados para la salud puede permitir una reversión de esta situación.

Y como la medicina es una vaca sagrada, su sacrificio tendría un «efecto de vibración»: la gente que puede afrontar el sufrimiento y la muerte sin necesidad de magos ni de mistagogos es libre de rebelarse contra otras formas de expropiación que actualmente practican maestros, ingenieros, abogados, sacerdotes y funcionarios de partido.