“7.000 compuestos farmacéuticos 

se derivan de plantas.”

saqueoPirata, aquel ladrón de los mares que asaltaba los barcos y se robaba sus riquezas, porque -¡ah por supuesto!- hay que aclararlo, no asaltaba cualquier barco, asaltaba sólo aquellas embarcaciones que sabia que transportaban riquezas (oro, plata o especias). Aquella figura del pirata, del corsario –llamados así porque recibían un documento otorgado por algún gobierno llamado “carta de marca” o “patente de corso” , el cual les permitía atacar y hundir las naves de las naciones enemigas, no sin antes haberlas saqueado y robado–, no ha desaparecido, por el contrario, sigue vigente hasta nuestros días, en pleno siglo XXI. Aquel pirata antiguo sólo a matizado algunos aspectos de su figura para convertirse en un pirata moderno y continuar saqueando y robando la riqueza ajena, apropiándose de lo que no le pertenece, de lo que no es suyo; y peor aún, en ocasiones mostrándose como el “descubridor”, el “inventor” o el “dueño” de aquello que se ha robado. De ahí que sea el “corsario moderno”, ya que recibe un documento, una “patente” que le permite apropiarse de un bien material –y del conocimiento generado por ese bien material– y mostrarlo ante el mundo como algo propio, como algo suyo, producto de “su investigación, desarrollo y tecnología”. El pirata moderno –al igual que su antecesor– no tiene escrúpulos, y busca todos los medios posibles, la violencia, el engaño, la mentira, el falso discurso, la corrupción, y hasta crea leyes, “tratados internacionales”, con tal de apropiarse de la riqueza de otras regiones, de otros países.

En realidad esta “actividad económica” (adueñarse, privatizar y comercializar) propia de la cultura occidental, no es nueva, recordemos tan sólo la apropiación de los recursos naturales que del continente americano hicieron los españoles, portugueses e ingleses en el siglo XVI. Lo mismo le pasó a África, cuando los países europeos se repartieron todo el continente en el siglo XIX. Ahora lo que se pretende es privatizar y comercializar la biodiversidad –es decir, especies silvestres de flora y fauna, y el conocimiento que de ella se deriva–, del continente americano, principalmente de su área central y sur, donde ésta es mayor.

Así que, entrando en materia ¿qué es la biopiratería? Veamos algunas definiciones para comprender mejor esté nuevo término:

“Es el acceso ilegal o irregular a componentes de la biodiversidad (incluyendo recursos genéticos y sus derivados) o a los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas asociados a ellos.”

“Se entiende por biopiratería la privatización de recursos genéticos, sus componentes y del conocimiento asociado a ellos, por parte de personas, instituciones públicas o privadas de investigación o trasnacionales biotecnológicas.”

“La biopiratería es una práctica mediante la cual investigadores o empresas utilizan ilegalmente la biodiversidad de países en desarrollo y los conocimientos colectivos de pueblos indígenas o campesinos para realizar productos y servicios que se explotan comercial y/o industrialmente sin la autorización de sus creadores o innovadores.”

Y si todavía no nos ha quedado muy clara la definición de biopiratería, veamos la que nos proporciona el portal “saber más” de la Universidad Michoacana:

“Biopiratería, no es más que el saqueo, contrabando, hurto o robo y apropiación de los recursos genéticos y biológicos así como la apropiación de conocimientos de comunidades tradicionales referente al uso de recursos naturales, haciendo uso de las nuevas tecnologías como la biotecnología”

Así que no solamente se trata de robarse los recursos naturales o la biodiversidad (como se le llama ahora) de una región o comunidades tradicionales (indígenas) sino que ahora también se incluye el conocimiento, el saber, qué sobre ese recurso (flor o fauna) se ha desarrollado a lo largo del tiempo, el cual pueden ser años, décadas o siglos, incluso milenios.

En realidad, aunque el término biopiratería es relativamente nuevo, sólo hace referencia, como mencionábamos anteriormente, a una vieja práctica: la explotación y comercialización de los recursos naturales por parte de empresas trasnacionales, principalmente.

La explotación y comercialización, o dicho de otro modo, el saqueo y el robo, de los recursos naturales de una región, de un territorio o de un país, por personas ajenas a ese territorio, ha existido desde que el hombre occidental se apropia, se adueña, privatiza, patenta, comercializa, distribuye, y se enriquece de aquello que no es suyo, que nunca le ha pertenecido. Al menos hay evidencia de estas prácticas “comerciales” desde el siglo XVI, cuando el continente americano fue invadido y saqueado de sus recursos naturales por los europeos. Lo único que ha cambiado con el tiempo es el “producto” que se extrae de su territorio de origen, de su hábitat natural (antes eran minerales como el oro y la plata, y las personas comercializadas como esclavos; ahora es la biodiversidad, principalmente las plantas), y con el que se comercializa; y las palabras o los nuevos términos científicos, académicos o culturales que ahora se usan, pero en el fondo, la práctica sigue siendo la misma: robo, privatización y comercialización de recursos naturales.

¿Quiénes llevan a cabo la biopiratería?

Como se ha indicado, pueden ser desde personas, individuos, hasta instituciones publicas, del gobierno o privadas, centros de investigación o desarrollo, empresas trasnacionales, incluso instituciones académicas, universidades. Estos son los nuevos piratas de la biodiversidad, los ladrones del recurso natural y de su conocimiento ancestral.

Debido a que las grandes compañías o las empresas trasnacionales, así como las instituciones académicas o universidades, cuentan con sus propios centros de investigación y desarrollo, es que se utiliza el término “bioprospección” en este contexto y va íntimamente ligado al término “biopiratería”. Entendiendo la bioprospección como:” “el estudio de la naturaleza dedicado al hallazgo de organismos y sustancias con posibles usos para el beneficio del ser humano que pueden tener un valor comercial significativo en sectores como el industrial, alimentario, cosmético y farmacéutico”

De este modo, la bioprospección son actividades relacionadas “con la investigación, recolección, inventario, identificación taxonómica de recursos biológicos y genéticos, recolección de conocimientos y prácticas etnobotánicas, con potencialidad para la obtención de productos industriales con fines comerciales.”

Así, en términos generales, estas actividades de bioprospección y biopiratería son llevadas a cabo “por las grandes compañías transnacionales farmacéuticas, semilleras, alimentarias, de agroquímicos, y por los centros de investigación científica públicos y privados y las universidades.”

En el caso de los investigadores de las instituciones académicas, universidades o centros de investigación científica, menciona los siguiente: “En general los investigadores afirman que tienen “objetivos buenos, sólo con fines académicos o científicos”; pero muchas veces estos no conocen como sus investigaciones hacen parte de una cadena que involucra aspectos como: inversionistas, tecnologías, instituciones, empresas, intermediarios, procesos y etapas de investigación, propiedad intelectual. (Pero ¿quién finalmente controla y se beneficia de todo este proceso?)”

¿Cómo se logra la biopiratería?

Principalmente por el registro de patentes. El documento que les otorga “el derecho” sobre el recurso natural, genético, u organismos, los cuales van a poder explotar (recolectar, extraer, saquear) y comercializar. De esta manera, las grandes empresas “utilizando medios legales de propiedad intelectual los convierten en propiedad privada”. Estas compañías trasnacionales desean tener libertad para operar y acceder a los recursos y conocimientos “para desarrollar innovaciones y nuevos productos, a los cuales se les aplican derechos de propiedad intelectual, a través de las patentes y el control monopólico de su mercado.”

Uno de los sectores industriales que mas patentes tiene sobre recursos naturales o genéticos y que ha cometido actos de biopiratería en los últimos años es la industria farmacéutica. Rafael Salgado menciona: “La industria farmacéutica, por ejemplo, extrae compuestos químicos que, una vez convertidos en medicamentos e industrializados, generan ganancias enormes, lo que supone patentar dichos compuestos para lograr la defensa del derecho de propiedad. En los últimos años se han presentado diversos casos de biopiratería que han involucrado a países del llamado primer mundo.”

patentadoLa empresas patentan y obtienen sus derechos de explotación y comercialización (y pueden exigir regalías, pago de derechos e incluso demandar -porque esta patentado-) sobre recursos biológicos y sus propiedades, que en su origen no son de ellas, no les pertenecen, pero que presentan ante la comunidad internacional, ante el mundo, como “su descubrimiento” o “su invento” lo cual no es cierto.

Las comunidades indígenas, los campesinos o los pueblos originarios, a través del uso y de la practica de muchos años, cientos tal vez, por ejemplo las plantas medicinales, desarrollaron un conocimiento propio sobre las virtudes y propiedades de las plantas. Conocen las plantas, les dieron un nombre, saben que enfermedades curan, para que son, conocen sus propiedades alimenticias y medicinales, les dieron una clasificación propia. Este conocimiento lo toma, lo adquieren, las grandes compañías trasnacionales y “desarrollan sus proyectos de investigación” sabiendo de antemano que propiedades buscar en las plantas y hacia que enfermedades encaminar o “desarrollar” sus productos “nuevos”.

“Esta es una forma incorrecta de aprovechar un recurso cuya “invención” no es tal, dado que el conocimiento de las propiedades alimenticias o medicinales es el resultado de largos procesos seguidos por los antiguos habitantes de estos países megadiversos. Pero lo más grave son las consecuencias de dichas pseudoinvenciones, pues el hecho de patentarlas implica el derecho protegido por las leyes de países primermundistas –y ahora también por las normas internacionales sobre comercio– de exigir el pago de derechos por utilización de tales productos.”

No se debe patentar seres vivos, biológicos, orgánicos, “es inaceptable y no tiene ningún fundamento ético que se pueda aplicar sobre ellos alguna forma de propiedad intelectual, dado que nadie puede crear los genes, los ingredientes activos, los componentes de una planta o un animal y mucho menos puede inventar un ser vivo, y por tanto no puede considerarse dueño de estos.”

Ejemplos de Biopiratería

Planta Originaria de Patentada por
Maíz México Monsanto Company E.U.
Sangre de Dragón Amazonía (Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador) Shaman Pharmaceuticals E.U.
Soya China Monsanto Company E.U.
Algodón México Sally V. Fox

E. U.

Maca Perú Pure World Botanicals, Inc.
Frijol México POD-NERS L.C.C. E.U.
Ayahuasca Amazonía (Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador) Plant Medecine Corporation E.U.

Monsanto1El frijol amarillo conocido como “mayocoba” o “azufrados”, se ha cultivado en México por cientos de años, siglos, pero en 1994 la empresa estadounidense POD-Ners L.C.C. patentó esta variedad de frijol. “La empresa inició una acción legal en perjuicio de cultivadores mexicanos de frijol, alegando que los frijoles mexicanos que se están vendiendo en los Estados Unidos están infringiendo una patente propiedad de POD-NERS, por lo que tenían que pagarse derechos de propiedad al cultivarlos en México.”

La biopiratería no sólo se apropia de las plantas, como ya se mencionó, ésta se extiende a toda forma de vida, a todos los organismos vivos, a todos los genes, por lo que también se encuentran patentes sobre animales: El oncorraton, ovejas, ranas, bacterias. Incluso los genes humanos han sido patentados: Proyecto Diversidad del Genoma Humano (PDGH), patentado por el Instituto Nacional de Salud (NIH) de los E.U.; Proyecto Genográfico y Proyecto HapMap (Genoma humano de poblaciones indígenas), patentado por IBM y National Geographic y TNC farmacéuticas e informáticas; Línea Celular John Moore, patentado por la Universidad de California E.U.; Cordón umbilical de recién nacidos, patentado por Biocyte-Avicord E.U.

La biopiratería es un gran negocio. Según un valor aproximado, las ganancias que esta actividad ilícita genera, tomando en cuenta “el valor de los diferentes productos transados provenientes de actividades derivadas de la biodiversidad, se estima que su valor oscila entre los 500 y los 800 mil millones de dólares”

¿Por qué se da la biopiratería?

Principalmente porque no existe una cultura sobre la defensa de los recursos biológicos, de la flora y fauna, y de los conocimientos generados por las comunidades indígenas, pueblos originarios o regiones que albergan esta riqueza ancestral. Incluso los gobiernos llegan a ser participes de estas prácticas irregulares e ilegales al ceder a las demandas comerciales de las grandes compañías trasnacionales, otorgando libertades económicas. Tal es el caso del TLC (Tratado de Libre Comercio).

“…las nuevas leyes de propiedad intelectual que se imponen a través de los tratados de libre comercio, permiten “sin límites y sin excepciones”. Actualmente existen numerosas patentes de plantas medicinales, de especies cultivadas alimentarias y agroindustriales, de animales domésticos y de laboratorio, e incluso genes y células humanas. Estas patentes están en manos de unas pocas empresas como : Monsanto, DuPont, Aventis, Syngenta, Merck, entre otras.”

Al respecto, la investigadora y defensora de los pueblos originarios, Isabel Delgado, menciona: “La defensa de nuestros conocimientos colectivos es un elemento fundamental en el adeudado proceso de integración, no es fortuito que sea un elemento central en la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).”

En ocasiones no se requiere un tratado o acuerdo comercial formal, basta que las autoridades de una región tradicional lleguen a un acuerdo verbal, se “apalabren” y eso es suficiente para iniciar la práctica del biopiraterismo: “La biopiratería que se realiza en territorios tradicionales, en muchos casos se hace a través de autorizaciones verbales o contratos “perversos” que firman entre los investigadores y comunidades; ya sea con el aval de las autoridades nacionales que regulan el acceso a recursos genéticos o mediante acuerdos bilaterales que pasan por encima de los controles oficiales de los países.”

Conclusiones

Hace falta crear una cultura y una conciencia sobre la riqueza biológica, sobre todo en las poblaciones de regiones o comunidades tradicionales, para que aprendan a defender lo que por tradición y costumbre les pertenece. Que se creen normas, regulaciones (legislar) e iniciativas locales que permitan recuperar y conservar su biodiversidad “como un mecanismo de defensa y resistencia frente a la privatización de la vida, puesto que las comunidades son conscientes de que el día que dejen perder sus plantas medicinales y sus semillas, quedarán en las manos de las empresas que se hayan apoderado de estas.”

La población indígena y campesina en general, deber prepararse, educarse, y formarse para enfrentar las problemáticas que derivan de las leyes de propiedad intelectual, de los derechos de patente o de la privatización de la vida.

“Hoy más que nunca las comunidades indígenas ven amenazados sus territorios y sus recursos naturales, incluida la biodiversidad, es por ello que deberían implementar acciones que permitan defenderse de la biopiratería mediante acciones de resistencia y de rechazo a las políticas y las leyes que permiten la privatización de la vida.”

“Lo único claro que tenemos sobre este tema, es que bajo las normas de propiedad intelectual vigentes en el mundo, no es posible proteger y defender la biodiversidad y el conocimiento tradicional de la biopiratería. Esto sólo es posible lograrlo mediante la NO aplicación de ninguna forma de propiedad intelectual sobre cualquier forma de vida y sobre el conocimiento.”