schoolshooters1Uno de los estudios más exhaustivos sobre los efectos nocivos de los medicamentos sobre la salud ha sido llevado a cabo por el investigador danés Peter C. Gøtzsche, biólogo, químico, doctor en medicina, profesor de medicina y farmacología clínica de la Universidad de Copenhague, autor de decenas de ensayos clínicos y publicaciones académicas, y que ejerció en diversos hospitales de Copenhague. Desde 2010, ocupa la cátedra de Diseño y Análisis de Investigaciones Clínicas en la Universidad de Copenhague. Tiene el reconocimiento internacional por el rigor de sus publicaciones sobre Medicina Basada en Pruebas y en particular sobre las limitaciones de las mamografías y sobre los excesos de las industrias de medicamentos.

De hecho, Gøtzsche documenta que el consumo de medicamentos con receta es la tercera causa de muerte tras las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En Estados Unidos, por ejemplo, la prescripción de medicamentos causa cerca de 200.000 defunciones todos los años.

Para Gøtzsche “estas cifras son un escándalo y se ocultan porque la industria farmacéutica invierte más del doble en marketing que en innovación”. Así lo afirmaba en una conferencia dada en Madrid, cuyas conclusiones principales fueron estas:

♦ Estamos sobremedicados porque le interesa a la industria farmacéutica. La mayor parte del dinero que ganan consiste en dar medicamentos a personas que estarían mejor si no se tomaran ningún medicamento.

La industria farmacéutica oculta información y presiona a los médicos: Por ejemplo, el problema que hubo con la talidomida y los niños que nacían sin brazos, hace 50 años. La empresa farmacéutica alemana hizo todo lo que pudo para evitar los datos que tenían sobre los efectos de este medicamento. Incluso cuando unos médicos averiguaron que el problema era la talidomina, los intimidaron durante años.

♦ El caso de la gripe A fue un escándalo terrible, ni siquiera tuvimos la posibilidad de saber quiénes eran las personas que estaban aconsejando a la Organización Mundial de la Salud, y es evidente que ganaron mucho dinero con eso.

Las farmacéuticas extorsionan a los gobiernos porque tienen el monopolio. Ellos fijan el precio que les da la gana. Además, los gobiernos acaban pagando porque no quieren que salga en los medios de comunicación un paciente diciendo que se puede morir porque el Gobierno no quiere pagar un medicamento muy caro. No hay ninguna relación entre lo que cuesta hacer el producto y el precio al que lo venden. Un ejemplo claro de extorsión a los gobiernos es el del Prozac y su comercialización en Suecia, denunciado por John Virapen, empleado de la farmacéutica. Su jefe en Inglaterra le dijo que era necesario que se aprobara en Suecia este fármaco. A él le dio miedo perder su trabajo, igual que pasa en la mafia: (o matas tú o te matamos a ti). Entonces este hombre averiguó quien era la persona decisiva a bases de sobornos y llegó hasta a él. El fármaco se aprobó.

Los auténticos dueños de muchas empresas farmacéuticas son fondos de inversión.

Durante 30 años, el Dr. Gøtzsche ha trabajado en ensayos clínicos y regulación de medicamentos para varias farmacéuticas y ha publicado más de setenta artículos científicos en las Big Five, las cinco principales revistas científicas. El Dr. Gøtzsche afirma con rotundidad que la industria farmacéutica está corrompida hasta la médula, extorsiona a médicos y políticos, y mantiene enormes beneficios a fuerza de medicar innecesariamente a la población.

Peter C. Gøtzsche, señala que “los medicamentos son a veces necesarios, y salvan o mejoran vidas. De modo que hay drogas que sí hay que tomar, como los antibióticos si sufre una infección provocada por ciertos gérmenes, o el Aciclovir contra los herpes, o la aspirina si le duele la cabeza; pero con otros hay que llevar mucho cuidado porque nos pueden matar”.

♦ Con abundante documentación, el Dr. Gøtzsche, describe cómo las farmacéuticas han corrompido el sistema de salud para fortalecer y maximizar sus beneficios económicos, y cuestiona la validez de los ensayos clínicos, la importancia de los psicofármacos o el valor de los comités examinadores. Además, demuestra que la industria farmacéutica opera, más o menos, de la siguiente manera:

1.- Investiga sustancias químicas, con frecuencia valiéndose de dinero público.

2.- Realiza ensayos clínicos para demostrar las bondades del medicamento en cuestión; gracias a la magia de las estadísticas, los resultados suelen ser siempre favorables y el medicamento empieza a comercializarse.

3.- Si los resultados de los ensayos clínicos son catastróficos, se guarda la información, y se oculta del escrutinio de reguladores e investigadores ajenos a la compañía.

4.- Los efectos secundarios se minimizan o se esconden.

Según el informe de desarrollo de la ONU, la industria farmacéutica es el tercer sector económico detrás de la industria armamentística y el narcotráfico. Vemos, por tanto, que la industria farmacéutica es una de las mayores industrias del mundo, que tan solo en el primer semestre de 2015 movió la friolera cifra de doscientos treinta billones de dólares y a cuyas empresas, según el Dr Gøtzsche, pertenecen cuatro de los diez ejecutivos mejor pagados de Estados Unidos. Por ejemplo, John Hammergren, el directivo mejor pagado del país, ocupaba el cargo de director ejecutivo de la distribuidora farmacéutica McKesson Corporation y tenía un sueldo de 145 millones de dólares anuales.

Y es que medicamentos tan cotidianos como los empleados contra la hipertensión, según el Dr.Gøtzsche, son nocivos a largo plazo; las drogas contra la diabetes deberían ser un último recurso, al igual que los antipsicóticos y los antidepresivos. Con relación a los antidepresivos, son los peores, con diferencia. Curiosamente, casi todo Occidente, sufre de depresión, o trastorno bipolar, o déficit de atención sin hiperactividad, para sacarles dinero a sus ciudadanos.

Según el Dr. Gøtzsche, “la industria farmacéutica es inmensamente rica y poderosa, y soborna con becas de investigación, vacaciones pagadas, jugosos patrocinios a hospitales o revistas médicas especializadas… También soborna al puñado de especialistas que podrían contribuir a que nos enteremos de los efectos secundarios desconocidos, y corrompe los sistemas de salud de una forma extraordinaria, manipulando los datos científicos, o comprando incluso a ministros de salud. He sido incapaz de encontrar una sola compañía con sentido de la moral. Lo único que importa es el dinero” .

Todo ello, pese a que en Europa, desde 1994, está prohibido anunciar medicinas que se venden con receta y las compañías pueden promocionar sus productos entre los médicos, pero con límites. Los doctores tienen prohibido recibir a cambio regalos, primas, promesas de incentivos económicos y en especie, así como más de 10 muestras gratuitas de producto por medicamento y año.

Es verdad que muchos de los medicamentos que la gente toma causan más daños que beneficios. La industria exagera los beneficios y oculta los daños de los medicamentos en la publicación de los ensayos clínicos. Un área particularmente problemática es la de las drogas psiquiátricas. No hay duda de que las personas con trastornos psiquiátricos están siendo sobremedicadas de forma masiva. Sabemos que los antipsicóticos causan daños cerebrales, pero probablemente también los antidepresivos y los medicamentos para tratar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

En relación con las vacunas y el movimiento antivacunación, el Dr. Gøtzsche, mantiene que la mayoría de nuestras vacunas salvan vidas y el principal efecto de la medicina alternativa es vaciar los bolsillos de la gente, muy pocas de ellas tienen siquiera algún efecto.

Lo cierto es que cada año se inventan nuevas enfermedades, sobre todo en relación con la mente y el sexo. Cada vez que se reúne uno de los comités de hipertensión arterial (el estadounidense, el europeo, o el de la OMS) bajan el nivel de presión arterial considerado normal, y lo mismo ocurre con el colesterol. En pocos años se ha disminuido de tal manera el límite de normalidad del colesterol que cada vez hay más población que debe tratarse. En EE.UU. ha aumentado de 3 millones de personas a 25 millones en 10 años.

¿Qué pueden hacer los ciudadanos para ayudar a revertir esta situación?

Como señala el Dr. Gøtzsche, leer atentamente el prospecto, probablemente sabrán mucho más sobre el fármaco que su propio médico. Entonces, quizás, todos los peligros, precauciones y advertencias harán que se planteen que quizás es mejor no tomar ese fármaco en particular. Los pacientes deben darse cuenta de que prácticamente todo lo que un médico sabe sobre los medicamentos ha sido cuidadosamente preparado por la industria farmacéutica. Y es más, el médico quizás tiene un interés lucrativo personal en recetar un fármaco que es mucho más caro que otro que es igual de bueno, porque el soborno a los médicos es común.