Todos queremos tener cada vez mejores medicamentos, más eficaces, más seguros y más baratos, pero la industria farmacéutica no ha dado con la fórmula mágica para lograrlo y, por el contrario, cada vez tiene que invertir más para sacar al mercado nuevos fármacos cada vez más caros para así equilibrar las ventas que siguen la dirección opuesta y van a la baja.
¿Cuáles son las 10 claves que plantea la Industria Farmacéutica para seguir justificando la subida del precio de los nuevos medicamentos?
1.- La investigación y desarrollo de medicamentos es cada vez más caro y menos rentable. La industria farmacéutica invierte cada año unos 127.000 millones de euros en investigación, que el año pasado le proporcionaron una tasa de rentabilidad del 3,2%, por debajo del coste medio del capital. Este rendimiento sigue una tendencia decreciente ininterrumpida desde los años noventa que, de mantenerse, llevará a que el rendimiento de la investigación sea nulo en el 2020.
2.- La caída de las ventas medias por medicamento. Así, los ingresos medios por ventas de un blockbuster o medicamento superventas, en su pico de prescripción, caen a un ritmo del 11,4% anual, y son ya de solo 400 millones de euros, mientras que el coste de lanzarlo al mercado se ha disparado y es de media de unos 1.700 millones de euros.
3.- La exigencia de los gobiernos de contener su gasto sanitario. Uno de los mayores retos de la industria es ahora garantizar el acceso a sus fármacos: los sistemas nacionales de salud están en números rojos y limitan el precio de reembolso de los nuevos medicamentos o directamente no los reembolsan. Y en otros casos presionan a los médicos para que no los prescriban.
4.- La sustitución de los medicamentos de marca por genéricos cuando caduca la patente, de forma que las ventas globales de la industria farmacéutica llevan prácticamente estancadas desde 2010, mientras que las de genéricos son un tercio más altas.
5.- El modelo de negocio de la industria farmacéutica está roto si se tiene en perspectiva la ley de rendimientos decrecientes aplicada a la I+D farmacéutica.
6.- Encarecimiento de la Investigación y Desarrollo (I+D). Los principios químicos parecen bastante agotados y la investigación se centra en nuevas tecnologías como biotecnología o genómica, que es más compleja y más costosa.
7.- La personalización de la medicina. Se descubren nuevas dianas terapéuticas y se desarrollan fármacos dirigidos a un menor número de pacientes. Con lo cual la industria, para recuperar el coste de la investigación, ha de poner precios muy altos a esos medicamentos porque los van a pagar menos pacientes.
7.- El rendimiento es decreciente por el mismo diseño de la investigación farmacéutica. Primero se investigan los fármacos que tienen mejores perspectivas de salir al mercado y luego van quedando en cartera aquellos que serán menos rentables, o dirigidos a patologías complejas o minoritarias.
8.- Los gobiernos van a evaluar de forma global el coste de los medicamentos valorando también los ahorros que genera por ejemplo en atención primaria y hospitalaria, o en aumento de la calidad de vida y reducción por tanto de prestaciones o otros costes sociales. El gasto en medicamentos supone cerca del 17% del gasto sanitario público, y es donde se centran habitualmente los recortes presupuestarios de los gobiernos.
9.- Acortar el plazo de investigación. Antes las grandes farmacéuticas investigaban desde la fase 1, mientras que ahora prefieren entrar en fase 2 o 3, comprando medicamentos con buenas perspectivas que desarrollan otras empresas, como las biotec, o comprando directamente a esas empresas. Entran más tarde, pagando más dinero, pero asumen menos riesgo, y siguen participando en las fases iniciales de desarrollo por otras vías, por ejemplo creando su propios fondos de capital riesgo para invertir desde el principio en empresas que investigan productos prometedores.
10.- Maximizar los años de vigencia comercial de la patente. Actualmente el desarrollo de un nuevo fármaco lleva de media 13 años, y la industria tiene su exclusividad comercial durante 20 años, desde el momento en que se patenta –que suele ser mucho antes de salir al mercado. Para acortar plazos, el departamento de I+D colabora con el comercial desde mucho antes del lanzamiento y especialmente en sus últimas fases de investigación: para asegurarse de que el nuevo medicamento será coste-eficiente, aportando valor al sistema, de forma que se garantice que conseguirá financiación pública; o diseñando los ensayos clínicos para conseguir los datos que luego pedirán los reguladores para autorizarlos. De igual manera cuando un nuevo fármaco va a introducir cambios en las guías de buenas prácticas clínicas del tratamiento de una enfermedad se empieza a trabajar antes con asociaciones de pacientes y de médicos para que las contemplen.

CONCLUSION: Con todo, lo que a la industria farmacéutica no le va a faltar es mercado. El envejecimiento de la población mundial hace que aumente la prevalencia de enfermedades ligadas a la edad, como el cáncer o la demencia, mientras que los hábitos de vida disparan otras como la diabetes o la obesidad. Y el crecimiento de los países en vías de desarrollo da acceso a la salud a millones de personas. Por eso, pese al esfuerzo de contención del gasto de los gobiernos las ventas del sector serán un 20% más altas en 2020 y superarán el billón de euros (el valor del PIB de España).