La crisis de la industria farmacéutica pone en riesgo la investigación sobre enfermedades raras
La investigación se centra en aquellos medicamentos que tienen mejores perspectivas de salir al mercado, mientras se da la espalda a los fármacos menos rentables, los destinados a enfermedades raras o aquellas que afectan a poblaciones empobrecidas.
Cada semana se describen cinco nuevas enfermedades raras en el mundo y, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), existen alrededor de 7.000 patologías de este tipo, que afectarían a unos tres millones de personas en España. Además, el 43% de los afectados por las también denominadas enfermedades “huérfanas” no dispone de un tratamiento adecuado.
“El modelo de negocio de la farmacia está roto: es una industria en el límite de un descenso terminal”, advierte un experto. La cuestión de fondo de la crisis de la industria farmacéutica es que cada día que pasa ha de invertir más para sacar al mercado sus nuevos fármacos mientras que sus ventas están yendo a la baja.
Los ajustes de precios han coincidido con un encarecimiento enorme de la I+D: “los principios químicos parecen bastante agotados y la investigación se centra en nuevas tecnologías como biotecnología o genómica, y es más compleja y más costosa”. La industria, para recuperar el coste de la investigación, ha de poner precios muy altos a esos medicamentos porque los van a pagar menos pacientes.
El escenario que abre la actual crisis de la industria farmacéutica va a tener una repercusión negativa sobre la investigación de enfermedades raras o de aquellas que afectan a países empobrecidos, mientras otros aspectos secundarios relacionados con esa industria, como investigaciones para frenar la alopecia o para adelgazar, por poner dos ejemplos, van a seguir siendo investigados. ¿Deben los estados mantenerse al margen de esa tendencia?