Obtener beneficio con las enfermedades que padecen las personas en el mundo se ha convertido en un negocio de alta rentabilidad para las compañías farmacéuticas transnacionales que se enriquecen a costa de las enfermedades de las personas.
La globalización en la que estamos inmersos ha llegado al punto donde no existe escrúpulos para enriquecerse, aunque para eso esté en juego la curación o la vida de otro ser humano.
Las declaraciones realizadas recientemente por el poderoso grupo de banca e inversión de valores Goldman Sachs resultan muy claras para comprender a fondo el pensamiento de estas grandes corporaciones que manejan los hilos del sistema económico actual: “curar enfermedades no es rentable para las farmacéuticas”.
No hace falta realizar un análisis profundo para comprender que cuando la salud es un negocio y los inversores solo buscan recuperar y aumentar su dinero el bienestar de los pacientes, la promoción de la salud deja de ser una prioridad, y pasa a ser la mejor forma de enriquecerse.
La revista Forbes, dirigida a los hombres de negocios más ricos del orbe, informó que los ingresos obtenidos por las 15 principales farmacéuticas del mundo superaron los 700 000 millones de dólares en 2017. Para que se comprenda el enorme negocio que controlan esas empresas, baste decir que el mercado farmacéutico supera las ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones y por cada dólar invertido en fabricar un medicamento obtienen mil de ganancia. Esas empresas realizan una gran presión propagandística sobre los medicamentos que fabrican, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos para la salud.
Las transnacionales controlan ampliamente el mercado apoyadas en acuerdos internacionales como los de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre patentes y de esa forma explotan al máximo el uso de fármacos en condiciones abusivas que no tienen en cuenta las necesidades objetivas de los enfermos ni su capacidad adquisitiva.
Estas compañías en los últimos años han incrementado sus fortunas con enfermedades como el VIH sida, el ébola, la gripe A y otras pero en la actualidad el negocio se está focalizando en los nuevos tratamientos oncologicos. Durante la última década las industrias farmacéuticas han expandido en más de un 60 % los nuevos medicamentos oncológicos a la par que han duplicado sus precios. La especialista y consultora europea Janel Helth calcula que el mercado global sobre esta enfermedad alcanza los 132.000 millones de euros, liderado por Estados Unidos con un 42 %, y seguido por otros cinco principales mercados: Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.
Por ejemplo, en España, algunas de las terapias más empleadas para tratar tumores varían entre 30 000 y 100 000 euros por enfermo al año, precios muchas veces impagables por los pacientes o por el sistema sanitario, sobre todo al tener en cuenta que cada vez son mayores los diagnosticados con esa enfermedad.
Si en España en 2015 existían 247 000 pacientes con cáncer se estima que en 2035 serán 315 000 por lo que las familias deberán ahorrar desde que son jóvenes para poder costearse, hipotéticamente, los tratamientos ya que la realidad de la seguridad social es que se encuentra en bancarrota y no va a poder destinar recursos para sufragar estos costes.
En conclusión, es necesario desarrollar y primar en el mundo sistemas sanitarios que ayuden de manera seria y real la promoción de la salud humana para que las enfermedades mundiales no se conviertan en un mero negocio para el enriquecimiento de unos pocos. Centrar los objetivos, metas y valores en los pacientes y no en los beneficios de las farmaceúticas puede ser un primer paso en esta dirección.