lepra en mozambiqueDe enero a junio de este año, el país registró más de 950 casos de lepra, contra cerca de 700 en 2016. En el total del año 2017, se registraron 1.926 pacientes de lepra en Mozambique.

La enfermedad, que afecta a niños, adultos y ancianos, ha crecido en las provincias de Sofala, Manica y Zambézia (centro), Cabo Delgado y Nampula (norte), según el Ministerio de Salud (MISAU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ).

El país fue declarado libre de la lepra en 2008. Sin embargo, después de algunos años, volvió a registrar focos de esta enfermedad. El grueso de los pacientes que padecen la enfermedad a que nos referimos se dirige al hospital con deformaciones físicas graves, por desconocimiento o negligencia en la disponibilidad del tratamiento.

La lepra, también conocida como Hanseniasis , es transmitida a través de secreciones de personas ya contaminadas, no tiene signos visibles, de ahí la necesidad de redoblar la atención hacia los primeros síntomas: manchas blanqueces en la piel y sin dolor.

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Hace unos meses la relatora especial de las Naciones Unidas sobre la lepra, Alice Cruz, denunció que la lepra sigue siendo una «enfermedad olvidada» a pesar de que, según las estadísticas, aparecen más de 200.000 casos cada año.

Cruz pidió erradicar los estigmas sociales que rodean a las personas con esta enfermedad, ya que todavía hoy siguen discriminadas y, en muchos casos, no tienen acceso a medicación.

En un comunicado, la experta destacó que el mayor número de casos se registraron en la India, Brasil e Indonesia.

Bangladesh, República Democrática del Congo, Etiopía, Madagascar, Mozambique, Birmania (Myanmar), Nepal, Nigeria o Filipinas son algunos de los 22 países identificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde la acción médica es prioritaria.

En 2016 aparecieron 214.783 nuevos casos de lepra, de los que 12.437 sufrieron serias discapacidades.

«Este nivel de discapacidad es alarmante y completamente innecesario», «nadie con esta patología debería llegar a la discapacidad», sostuvo la relatora, que explicó que la enfermedad se puede curar a través de terapia con varios medicamentos «si se detecta y se trata lo suficientemente temprano» ya que, de lo contrario, «puede causar reacciones inmunológicas severas» como discapacidad o dolor crónico.

«El hecho de que esto todavía suceda en 2018 muestra que hay deficiencias en el diagnóstico y la falta de acceso a un tratamiento de alta calidad», añadió.

Además, Cruz señaló que «la discriminación perpetúa de forma innecesaria el sufrimiento de estas personas» y que «es fundamental» abordar las causas de raíz.

«La discriminación está vinculada a viejos estigmas que conducen a la segregación y las violaciones de los derechos humanos de las personas afectadas. Este concepto erróneo debe abordarse con información y educación», manifestó Cruz.

La experta advirtió que este estigma es solo «la punta del iceberg» y denunció que a estas personas se les siguen negando sus derechos humanos más básicos.

 


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