A finales de la década de 1970 Henry Gadsden, por entonces director ejecutivo de la compañía farmacéutica Merck, le dijo a una revista de negocios que la industria tenía un problema: estaban limitando su base de clientes al tratar enfermedades. Si reinventaban la enfermedad, de manera que se pudiera tratar no sólo a los enfermos, sino también a quienes estaban bien, y lograban que tomar fármacos fuera tan cotidiano como masticar chicle, podrían medicar la vida moderna“.

La estrategia fue hacer que el hecho mismo de vivir fuera una enfermedad y que todos nos convirtiéramos en pacientes.

El banco de inversión Goldman Sachs en su informe The Genome revolution (2018), da cuenta de una realidad preocupante para el ser humano. Invertir en terapias genéticas capaces de curar para siempre una enfermedad es un mal negocio a largo plazo.

En su informe, Goldman Sachs analiza el ejemplo de los tratamientos de Gilead Sciences para la hepatitis C. En el ámbito científico la eficiencia es indudable ya que ha logrado tasas de curación del 90%, en el financiero no tanto. En 2015, los ingresos por el tratamiento de hepatitis C de esta compañía alcanzaron un máximo de 12.500 millones de dólares. Los analistas de Goldman Sachs estimaron que los tratamientos no superaron los 4.000 millones de dólares en 2017, lo que sería un descenso del 68%. La razón es que el medicamento ha fagocitado a los potenciales clientes”. 

En el caso de enfermedades infecciosascurar a los pacientes existentes también disminuye el número de portadores capaces de transmitir el virus a nuevos pacientes, por lo que el grupo de potenciales clientes futuros también disminuye.

Para evitar el problema de la sostenibilidad financiera en general, el informe sugiere una estrategia que puede ser fuente de conflicto. Recomienda a las compañías biotecnológicas que centren sus investigaciones en la obtención de medicamentos enfocados solo en tratar las enfermedades más masivas, crónicas y rentables, como por ejemplo: hemofilia, atrofia muscular, espinal, cegueras hereditarias, etc.

Por su parte Germán Velásquez, Doctor en Economía de la Salud y  precursor del debate sobre la mercantilización de la salud que trabajó por más de 20 años en la Organización Mundial de la Salud, ha dicho “los productos que curan al paciente matan el mercado cuando se trata de mantener y aumentar las ventas y por eso el paciente sin cura será consumidor permanente para que las ganancias de las industrias sean sanas”.

La revista Forbes, en 2017, informó que los ingresos obtenidos por las 15 principales farmacéuticas del mundo superaron los 700.000 mil millones de dólares.