Julio Maset, director científico de los laboratorios CINFA, alerta que «se ha puesto en manos privadas, y lógicamente con ánimo de lucro, la solución a los problemas de salud de la población mundial». En esto coincide con el economista Germán Velasquez, que ha trabajado 20 años en la OMS: «La industria farmacéutica, como está constituida actualmente, es enemiga de la salud pública».
Las multinacionales tienen un gran poder, ciertamente. Agrupaciones de pacientes y otras organizaciones llevan años reclamando a los estados que implementen medidas que primen el acceso a los medicamentos esenciales por encima de los criterios de la OMC. Y se ha demostrado en varios países (Colombia, India) que las legislaciones estatales de precios y de patentes pueden ser herramientas para defender los derechos de los pacientes en el acceso regular, suficiente y a un precio asequible a medicamentos que pueden salvar la vida. Especialmente si los afectados y la sociedad se organizan para reclamarlos y presionar a sus respectivos gobiernos