breu-1-b2En septiembre de 2016, Bayer alcanzó un acuerdo para adquirir Monsanto a cambio de 66.000 millones de dólares (61.853 millones de euros), después de haber elevado tres veces su oferta por la multinacional estadounidense de semillas. Desde ese anuncio Monsanto ha ganado 1.300 millones en su primer semestre, lo que supone un incremento del 72,4% con respecto al mismo periodo del año anterior, según informó la multinacional estadounidense de semillas y productos agroquímicos, que prevé cerrar su fusión con Bayer a finales de 2017.

¿Porqué el laboratorio multinacional Bayer, líder de la industria farmacéutica, decidió incrementar su línea de negocios en la industria agrícola?.

El objetivo de ésta fusión, según fuentes de la nueva corporación, es responder a la pregunta de “¿cómo alimentar a 3.000 millones de personas más en el mundo en 2050 en una forma sostenible con el medio ambiente?”.

Frente a este deseo, la realidad marca la dirección de los objetivos en otra línea y es que desde hace más de 25 años, la industria fitosanitaria mundial no ha desarrollado y puesto en el mercado ningún herbicida relevante para el cultivo con algún nuevo mecanismo de acción; ésta es una de las consecuencias de la consolidación de la industria, que ha ido acompañada de una considerable reducción de la inversión en investigación de nuevos herbicidas. De esta forma controlan el mercado de semillas. En consecuencia, cada vez más plantas silvestres se adaptan a esos productos y los agricultores tienen que utilizar cada vez más agroquímicos, con efectos devastadores sobre la biodiversidad.

A su ya desarrollada rama de agroquímicos –comercializados por la firma CropScience que le pertenece– se sumarán ahora más de 2.000 variedades de semillas cuya patente lleva la firma Monsanto.

Monsanto1También hay que tener en cuenta que esta unión no se da en cualquier contexto. Syngenta, competidor de origen suizo de Monsanto, fue recientemente adquirida por la empresa estatal ChemChina. Los mercados occidentales más que nunca se vuelven un terreno de disputa. Así, de las seis empresas multinacionales dedicadas al agronegocio, la competencia se reduciría a cuatro gigantes (ChemChina-Singenta /Bayer-Monsanto /Dow-DuPont /BASF).

Con esta fusión, el negocio farmacéutico de la compañía alemana a nivel global pasa a un segundo lugar, representando el 50% de su actividad. Ahora con ésta fusión, ambas compañías controlarían el 28% del mercado mundial de pesticidas.

Se puede afirmar que as fusiones de las grandes empresas de la industria agroquímica están fuera de control y ponen en riesgo el futuro de la agricultura. Ya hay un fuerte monopolio en la industria de semillas y plaguicidas, así que no es deseable una mayor concentración del mercado. Si hay sólo unos pocos competidores en el mercado de las semillas, los agricultores se verán obligados a comprarlas, a menudo en combinación con pesticidas.

Por otra parte, ChemChina compró este año Syngenta, asumiendo el primer lugar en el mercado de los productos químicos agrícolas. Las empresas estadounidenses Dow y DuPont han anunciado una fusión de 13 mil millones de dólares en 2017, para crear el mega-consorcio DowDuPont, que controlará el 40% de las semillas de maíz y soja en el mercado estadounidense. Estas fusiones y adquisiciones no se tratan únicamente de semillas y agrotóxicos, sino del control global de todos los productos agrícolas y de la seguridad alimentaria mundial.

La fusión ha despertado gran preocupación en los pequeños agricultores, porque seguramente los nuevos mega oligopolios subirán a su antojo los precios de todos los productos agrícolas, promoverán mayor privatización de la investigación y presionarán para que se hagan más leyes y regulaciones que les permitan dominar mercados, aplastar los derechos de los agricultores y criminalizar las semillas campesinas.

Es bueno recordar en que no es la primera vez que Bayer y Monsanto se unen. Entre 1954 y 1967 conformaron una empresa conjunta (joint venture) llamada Mobay Chemical Corporation. Mobay proveyó al Departamento de Defensa de los Estados Unidos de uno de los químicos fundamentales para la generación del agente naranja utilizado durante la guerra de Vietnam como parte de la Guerra Química. El uso del Agente Naranja tuvo como consecuencia un millón de personas discapacitadas o con problemas de salud y 400.000 muertos. Sin embargo, el nombre de Bayer no quedó asociado a este hecho como sí lo ha hecho Monsanto.

Desde diversos medios internacionales se especula que la histórica farmacéutica planea deshacerse de la firma de Monsanto, ya que esta empresa “tiene mal nombre”, mientras que los alemanes gozan de buena fama por haber inventado la aspirina. Sin embargo, no hay que olvidar que Bayer ha enfrentado juicios millonarios a lo largo de su historia. El más reciente tuvo que ver con la droga para el tratamiento del colesterol, comercialmente conocida como Lipobay, que causó la muerte de un centenar de personas. En ese caso, decidieron no incluir los efectos adversos en el prospecto del medicamento, haciendo caso omiso a reglamentaciones locales e internacionales en materia de salud colectiva. El laboratorio tuvo que retirar en 2001 este medicamento del mercado en todo el mundo.Luego de este “traspié”, las acciones de Bayer empezaron a descender en la bolsa. La firma entonces recurrió a la compra del laboratorio Schering, adquiriendo la línea de productos anticonceptivos y oncológicos probados, que le permitieron levantar su decaída imagen y continuar con sus exorbitantes ganancias.

Otro tema que esta fusión permitiría es que la farmacéutica más la agrícola se conviertan en una poderosa fuerza de big data, controlando la información sobre las semillas, la tierra, el clima y nueva información genómica. La empresa que logre dominar las semillas, la información sobre suelos y clima, y que pueda procesar nueva información genómica, inevitablemente ganará control sobre los productos agrícolas de todo el globo: semillas, agrotóxicos, fertilizantes y maquinaria agrícola.

En este sentido hay que poner atención a la fusión entre John Deere Co. (de maquinaria agrícola) y Precision Planting LLD (de bases de datos sobre agricultura), propiedad de Monsanto. Y es que desde que Deere comenzó a conectar GPS a su maquinaria en 2001 ha invertido enormes sumas en sensores que pueden dosificar y ajustar los agrotóxicos y fertilizantes y monitorear las semillas, metro por metro. La compañía cuenta con 15 años de información histórica y tiene acceso a terabytes de datos sobre clima, producción y mercados. Literalmente, Deere y las otras empresas de maquinaria agrícola (las tres más grandes dan cuenta de la mitad del mercado) poseen el recipiente en el que las otras compañías de insumos necesitan colocar sus productos para que se desarrollen. En términos prácticos eso significa que Deere ya tiene control de toda la información agrícola.

Como hemos dicho, Bayer ya ha anunciado un plan para suministrar alimento a la población, como respuesta a un futuro donde el clima extremo afectará el suministro y la producción (se contempla utilizar alimentos transgénicos para subsanar esto). Lo anterior es parte de su programa Bayer Crop Science, la división de la compañía que absorberá a Monsanto (eliminando el nombre negro de esta marca). Se teme que la adquisición de Monsanto, por parte Bayer, favorezca los cultivos transgénicos así como una mayor concentración del mercado de semillas y pesticidas.


CRONOGRAMA DE LAS ULTIMAS FUSIONES

La fiebre por las fusiones comenzó en julio de 2014, cuando Monsanto (número 1 en semillas, 5 en agrotóxicos) lanzó la primera de tres ofertas a Syngenta (número 1 en agroquímicos, 3 en semillas). Todas las ofertas fueron rechazadas. Sin embargo, esa maniobra puso en marcha al resto de las seis gigantes de las semillas y los químicos.

En noviembre de 2015, ChemChina (que posee la 7ª compañía de agroquímicos más grande del mundo, ADAMA) hizo una oferta de $ 42 mil millones de dólares para adquirir Syngenta. La oferta (que subió a 43 mil millones) fue aceptada en febrero de 2016. La fusión ya pasó una de las varias barreras regulatorias en Estados Unidos, pero enfrenta impugnaciones en numerosas jurisdicciones, que incluyen al parecer Canadá, Brasil y la Unión Europea. Se espera que se consolide para fin de 2016. Esta fusión dará a ChemChina “una ruta para diversificarse más allá de los agroquímicos, hacia la tecnología de semillas transgénicas.”

En diciembre de 2015, Dupont (número 2 en semillas, 6 en agrotóxicos) y Dow (número 5 en semillas, 4 en agrotóxicos) anunciaron su fusión, con valor de $ 68 mil millones de dólares. Aún está pendiente la revisión por parte de las autoridades de competencia, pero las compañías aseguran con optimismo que todo será resuelto a fin de año.

En mayo de 2016, Bayer (número 2 en agroquímicos, 7 en semillas) hizo una oferta de baja monta por Monsanto pero eventualmente lograron un acuerdo con valor de $ 66 mil millones de dólares el 14 de septiembre y predicen que el cierre ocurrirá hacia el fin de 2017.

En agosto de 2016, Potash Corp. (número 1 en fertilizantes sintéticos, por su capacidad de producción, número 4 según la porción de mercado que cubre) comenzó negociaciones con Agrium (número 2 en fertilizantes, según su porción del mercado). El acuerdo se logró el 12 de septiembre de 2016, con valor de $ 30 mil millones de dólares. Además de convertirlos en el definitivo número 1 en fertilizantes, también amplía la base del negocio al incluir semillas y agroquímicos. Se espera que el trato se cierre a mediados de 2017.

Mientras estas cuatro negociaciones ocurrían, las otras grandes compañías de semillas, químicos y fertilizantes observaban, con una mezcla de consternación y anticipación. Puesto que es poco probable que estas cuatro alianzas puedan consolidarse sin separar parte de sus actividades para entrar en las reglas antimonopolios, se están cocinando al menos otras dos mega fusiones:

1.- BASF (número 3 en agrotóxicos y jugador modesto en semillas) tiene que crecer o morir, y sin duda está calculando la posibilidad de aprovechar a cualquier compañía de semillas y agrotóxicos que caigan en desgracia si las otras fusiones proceden. Su segunda opción es asociarse a alguna de las compañías de segunda línea de semillas o agrotóxicos en Alemania, Holanda, Estados Unidos o Japón, para lograr una presencia más grande en el área de los agronegocios.

2.- Estas mismas compañías segundonas seguro están pensando en hacer lo mismo — ya sea quedarse con las sobras o ellas mismas fusionarse. Aunque las megafusiones son peligrosas para estas empresas pequeñas, las mega fusiones y adquisiciones también abren nichos de oportunidad.

Pero una séptima fusión-adquisición ha estado jugando fuera del escenario, importante en sí misma, pero también es un heraldo de cambios mucho más grandes que impactarán los negocios de los insumos agrícolas en todo el planeta, en los meses y años futuros:

En noviembre de 2015, Deere & Co. (número 1 en maquinaria agrícola, y casi sin presencia en las semillas o los químicos) acordó comprar Precision Planting LLD, propiedad de Monsanto. En agosto de 2016, sin embargo, Deere fue demandado legalmente por el Departamento de Justicia de Estados Unidos para evitar la fusión, porque ésta permitiría a Deere “dominar el mercado de los sistemas de cultivo de precisión y podría elevar los precios y ralentizar la innovación, a expensas de los agricultores estadounidenses que dependen de esos sistemas.” Y es que Deere y Precision Planting LLD, juntos, acapararían el 85% del mercado de cultivos de precisión. Las compañías dijeron que pelearían contra la decisión del Departamento de Justicia. Ahora, Bayer tal vez ya cambió todo este juego.