altiplanoLa duela también llamada fasciola hepática es una enfermedad que afecta a 17 millones de personas,  principalmente en las zonas del altiplano americano, como Bolivia -un 72% de la población padece fasciolasis, o Perú, con un 37% de los niños afectados- y es prácticamente un desconocido en los países desarrollados.

Es una enfermedad causada por un parásito que utiliza como vector (medio para diseminarse) a un tipo de caracol. Afecta principalmente a animales herbívoros y al ser humano cuando ingiere verduras crudas especialmente el berro, rábano, lechuga, mazorca de maíz, espinacas, y brócoli. Tras ingerirlo, el parásito se ubica en los conductos biliares del hígado, trayendo consigo diversas patologías que esta relacionado con la cantidad de parásitos, si son pocos puede pasar por inadvertida pero cuando el numero de parásitos es mayor puede causar cirrosis hepática, siendo de esta manera una parasitosis de gran impacto en la salud.

De origen eurasiático, se extendió desde Europa con el colonialismo de los siglos XV al XIX a América del Norte, Centro América y Sudamérica, así como a Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. La gran similitud genética de las fasciolas halladas en puntos geográficamente alejados, como Valdivia en Chile o León en España, demuestra el origen común. Otro tanto puede suceder entre los aislamientos genéticos del Reino Unido y los hallados en Australia. Un ejemplo reciente es el descubrimiento por parte de Científicos de la Universidad de Valencia, en colaboración con investigadores uruguayos, que han determinado el origen y expansión en Sudamérica de la fascioliasis. El origen es consecuencia de la introducción del parásito y del vector (caracol) en los inicios de la colonización española en la época del Virreinato de Río de la Plata que se extendía desde Buenos Aires hasta el Alto Perú, y con el manejo de ganado por los españoles en los primeros años de la colonización cuando se transportaba la plata desde las minas de Potosí en Bolivia. La correlación de la dispersión de la enfermedad se ajusta a la historia de la colonización europea.

Fasciola_hepatica

Aunque siempre se ha tratado como un problema que afecta al ganado, en los últimos 15 años se ha empezado a reconocer como problema para la salud mundial. Según la OMS, en 1990 había 2.500 casos en todo el mundo, mientras que actualmente hay unos 17 millones de personas afectadas. Se estima que más de 180 millones de personas (sobre todo niños y mujeres) viven en situación de alto riesgo de contraerla. La OMS ha decidido incluirla como prioritaria dentro del eufemísticamente denominado “Programa de Lucha y Control de las enfermedades tropicales olvidadas” por tratarse de una de las llamadas enfermedades subdesarrollantes o depauperantes (manifestación del hambre), ya que impide el desarrollo normal de los niños afectados.

Se trata de una afección causante del subdesarrollo de las comunidades afectadas y que actualmente se está expandiendo geográficamente y cuyo reservorio son especies de ganado. La infección de los rumiantes con fasciola causa pérdidas económicas significativas estimadas en más de US $ 2000 millones por año en el sector agrícola mundial con mas de 600 millones de animales infestados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado recientemente que 2.4 millones de personas están infestadas con fasciola y otros 180 millones están en riesgo de infestación.

El control de las parasitosis en países desarrollados se ha alcanzado utilizando una gran variedad de métodos, los cuales incluyen medicamentos, mejoras en educación, sanidad e higiene y en el caso de los helmintos transmisibles, el control del vector (en este caso el caracol). Hasta ahora. En Europa, su presencia es puntual pero está creciendo y solo en España se han diagnosticado ya 400 casos, la mayoría en zonas húmedas, según datos del nuevo y único centro de la OMS dedicado a esta enfermedad, ubicado en Valencia.

En este contexto, las preocupaciones ambientales inmediatas de los países desarrollados están enfocadas a la lucha por mantener la calidad de vida pero en los países empobrecidos lo que se defiende es el derecho a la vida y, por tanto, sus principales preocupaciones ambientales están relacionadas con problemas tan acuciantes como la calidad del agua y la protección del suelo. La pobreza influye sobre el control de la F. hepatica porque aunque en la actualidad existan muchos medicamentos fasciolicidas para controlar la enfermedad, el costo de los tratamientos es una barrera para su amplio uso por los criadores de ganado en los países afectados.

Pero la clave en el tratamiento está en el control del parasito que se puede hacer por medios físicos mejorando el drenaje de las zonas pantanosas, al reducir la humedad, el hábitat de los caracoles cambia y mueren, y si además se realiza el cercado de esas áreas pantanosas se excluye así a los animales en pastoreo de las zonas de caracoles. También la educación y por ende la cultura como cambio de conducta en el hombre, debe ser considerada como una prioridad en los problemas de control. Debido a que la fasciolosis en el hombre esta íntimamente ligada a los hábitos alimenticios y la fasciolosis en los animales a los sistemas de manejo del ganado, en ambos casos se puede considerar al hombre que vive en esas zonas endémicas, como protagonista del cambio, siempre y cuando no se les impongan las planes de los organismos internacionales pensados fuera de su realidad, consiguiendo mitigar los problemas pero en pocas ocasiones solucionar las causa que los generan.