“Siempre se puede hacer algo”

La doctora Saunders -fundadora del movimiento Hospice en Inglaterra— se opuso con firmeza a la sumisión y resignación médica traducida en las palabras «ya no se puede hacer nada». Consideraba que la labor médica consiste en transformar el carácter de un proceso inevitable para que no sea considerado una derrota de la vida sino un logro para la persona enferma.

Y para que este proceso sea posible exige controlar el dolor y el sufrimiento, lograr unas condiciones de existencia dignas y todo envuelto en una clima de confianza y comunicación mutua con el paciente y su familia.

Los que conocieron a la Dra. Saunders afirman que lo que más le sorprendía de ella eran sus deseos de convertir la compasión sensible en una «compasión efectiva». Porque siempre quedarán el cuidado y el consuelo ante una enfermedad que no tiene cura.

Nadie discute el dolor y el sufrimiento que causa la enfermedad grave de un familiar, de un hijo, de un padre. Y nadie en su sano juicio desea el mantenimiento de ese sufrimiento. Por tanto no hacer nada para paliarlo cuando existen ya medios médicos es sencillamente inmoral, inhumano… es un acto de impiedad. Nunca la fragilidad puede ser deseada y querida por ella misma ofreciéndola como un holocausto personal.

No es digno abandonar al enfermo a su suerte sin hacer nada para paliar sus dolores y sufrimientos. Precisamente porque cada ser humano enfermo es digno, por esa dignidad es por lo que la Medicina y los médicos buscan terapias, investigan tratamientos que reduzcan o eliminen el sufrimiento. De no ser dignos, los humanos enfermos dejarían de importar a la sociedad y a la Medicina, los abandonaríamos, los eliminaríamos. .. Pero no es el caso, porque siempre lo son. La vida de cualquier enfermo es digna de ser vivida hasta el final.

Son muchos los profesionales que se empeñan a diario en curar, proteger y cuidar eficazmente de los enfermos. Muchos de ellos ponen todo su esfuerzo mental y moral en buscar el bien de las personas enfermas, evitando causarles daños, tratándolos con humanidad. Ellos con la ayuda también de muchos familiares, están rescatando el verdadero significado de lo que quiere decir compasión: cuidarles hasta el último día de vida.

Es necesario seguir regenerando éticamente la labor de los sanitarios para que deje de ser cómplice de la acción de los fuertes contra los débiles, los desamparados o los incurables.

Porque aunque en ocasiones no se pueda curar, siempre se podrá cuidar.